miércoles, 11 de noviembre de 2009

Delirio de grandeza

     Tras larga espera, el límite inter dimensional se dilata de nuevo. Ecos ancestrales surcan el umbral de las realidades, llevando un mensaje ya por los destinatarios conocido.

Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn
Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn
Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn

Las plegarias aumentan en intensidad, a la par de los espasmódicos movimientos en los que los universos luchan por mantenerse inconexos. Del otro lado, alguien parece contestar el llamado. Los canticos cesan, se han contenido los alientos. La grieta se abre. Entre las sombras de este mundo y el otro, un ente acuático atisba a la realidad de los hombres.


Shoggoth, dios de los mares medita en sus salitrosos adentros antes de cruzar al otro lado.
-Alquimistas... En extraños eones me habéis convocado. Inmortalidad, el móvil de vuestra búsqueda y la razón de vuestro pecado. ¿He de otorgaros o proceder a engulliros blasfemos hijos de la madre tierra?

En dichos pensamientos se ocupaba la deidad primigenia cuando sin previo aviso, un par de pólipos enfundados en una membrana traslucida, traspasan la grieta y le jalan fuera de esta. Enceguecido por la luz blanca del exterior, Shoggoth no logra a contemplar el rostro de su captor, sin embargo entiende el dialecto de los hombres.

- ¡Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn!
-¿Quieres dejar de repetir esas cosas? Me mareas…
-¿Qué nunca has leído a Lovecraft… Te suenan ¿Los mitos de Chutlhu?… ¿Insmouth?
- No. Yo me ocupo en la pesca amigo, no en llenarme la cabeza de boberías. Anda ya y vete a quitarle las escamas a este, ya quiero llegar al puerto y ver cuánto nos dan por él.

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