sábado, 25 de abril de 2009

Mini-histeria sobre soledad

     Hace algunos años, conseguí un inservible telefono de disco. Alguien lo había tirado a la basura, supongo que por que habian encontrado un reemplazo digital o algo asi. Carecía de conexiones, el cordon del auricular estaba hecho trizas y tenia roto el disco plástico. Por cierto, era de color negro.En la época de la que hablo, recien había entrado a la universidad y me sentía algo solo, así que ponia el telefono en el piso e imaginaba que "un amigo" me llamaba a todas horas para preguntar como estaba.
Curiosos son los mecanismos con los que la mente nos ayuda a evadir realidades tan dolorosas como la soledad. Llegué a tomarme muy en serio este juego, al grado de que me la pasaba hablando hasta altas horas de la madrugada con aquella persona que me respondia desde los más remotos parajes de mi imaginación.Con el tiempo comenzé a hacer amigos y abandoné mi ritual de conversación ficticia, y fue allí donde comenzó lo extraño. El telefono sonaba sin que yo tuviera control sobre el.La campana repicaba de forma esporadica y yo atribuía esto a mi falta de horas de sueño ya que se avecinaban mis primeros exámenes parciales.Los exámenes pasaron y el teléfono sonaba con mayor frecuencia. Llegó un punto en que no solo podía escucharlo yo. Vecinos de la pensión en la que vivía se quejaban del constante ring-ring que provenia del interior de mi cuarto, todo esto mientras yo me encontraba en la escuela, de vacaciones, o pasando el fin de semana en casa.Un dia decidí contestar.
Levanté el auricular y lo acomode en mi oido.
-¿Bueno? Dije.
Como era obvio, nadie contestó.
-¿Bueno? Repetí.
Del otro lado y con una voz quebrada que parecía estar a punto de estallar en llanto me escuché a mi mismo decir.- Te extraño.Horrorizado, dejé caer el auricular. Aquel mismo día, regresé el teléfono de disco al lugar donde lo encontré.
Siempre me he negado a entender este ultimo detalle , ya que pone en tela de juicio mi sanidad mental, pero podría jurar que cuando me di la vuelta para regresar a mi casa, pude escuchar alli, detras de mi, donde dejaba aquel aparato de transmisión de voces a distancia, un susurro, mi propia voz apagandose en tres ultimas palabras:
-Me siento solo...

3 comentarios:

Belena Flores dijo...

don't freak me out Cría
eso nunca me lo contaste, sin embargo, esas tres últimas palabras se quedan sin madre, totally.

Christian dijo...

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Carlos M. Rojas dijo...

Casi tan malo como los míos. (: