El teporocho

     Doña Refugio Ponce Lara es una señora de la alta suciedad (perdón, quise decir sociedad) que gusta de ropa de alta costura y meriendas en los restaurantes de moda. Con una educación al puro estilo Europeo, por eso nunca pierde el estilo. Rondará los cuarenta años y a pesar de todos los atributos con los que cuenta aun no encuentra marido.

En estos momentos en que corre desesperadamente por las sucias calles de su amada ciudad, tristemente se da cuenta que el amor no está hecho para ella. Llora y llora y corre y corre, atropella gente, pisa uno que otro descuidado pie, salvajemente se quita a cualquiera que se ponga enfrente suyo tratando de aliviar el odio que en este momento siente hacia Don Fernando De la Raya.

Don Ferruco (pa´ los cuates) es uno de esos pocos personajes que entran dentro de la característica figura del catrín de la tradicional lotería. Traje a rayas y siempre usando bombín. Pues bien, este adinerado señor perteneciente a los altos círculos sociales invitó justo hoy a doña Refugio a tomar una taza de té en un nuevo lugarcito muy acogedor en el centro de la ciudad que los vio nacer a los dos.

Como era de esperarse doña Refugio soñó despierta he hizo viajar su imaginación, pensando ya en boda y en niños, en lugares que conocer juntos, en las noches que los esperaban, así como los días también.

Don Ferruco por otro lado se encontraba extremadamente feliz, tenía planeado casarse con Regina Sotomayor, una joven que prometía mucho con sus estudios y especializaciones en el campo de la economía. El catrín no cabía en felicidad y debía contárselo a alguien y quien mejor que doña Refugio, la eterna amiga de todos.

Al escuchar la noticia ella saltó de su silla y emprendió la huida, tratando de no voltear hacia atrás, no por miedo a ver a Don Fernando, sino por miedo a ver como reaccionaría la gente al ver a una dama de tan elegante porte salir corriendo despavorida como vil animal de rancho.

Pues así estuvo corriendo Doña Refugio hasta que a su paso encontró a un pobre hombre durmiendo en el suelo, rodeado de perros callejeros y un olor de lo más desagradable.

-Al diablo-Dijo la señora sintiendo un gran alivio al pronunciar esas palabras-¡te llevaré desgraciado hombre, a que ingieras una comida decente, anda párate desdichado hombre!

El teporocho apenas si levantó la cabeza para conocer a la que se atrevía a perturbar su profundo sueño, al mirarla le dijo con una voz que expresaba el cansancio de semanas sin dormir como se debe “Señora, gracias por sus palabras y no dudo que sus intenciones sean buenas, pero le aseguro que me ayudará mas si me deja aquí tirado descansando como debo”.

La ostentosa dama se quedó sorprendida ante la inesperada respuesta del vagabundo y no pudo más que emitir una risilla que circundaba entre lo burlón y lo sorprendido.

-¿Quién te crees que eres tu para rechazarme?

-No me malinterprete querida señora, agradezco su amabilidad, pero es que ahora no estoy con ganas de comer ni de nada, vera, estoy con el corazón roto por una mujer que ni siquiera sabe que existo, ¿Quién soy? pregunta usted, para ella yo soy nada y le aseguro que solo una cosa me mantiene vivo, su foto, la foto de mi amada Natalia en la marquesina del congal Tijuana, donde cada noche comparte besos y caricias con desconocidos, besos que deberían ser míos, porque desde el momento en que los deseé con tanto ahínco pasaron a ser míos…

Refugio, con los ojos desorbitados quedó al escuchar las hermosas y desgarradoras palabras del teporochito y no pudo mas que ponerse a su nivel, agacharse y abrazarlo.

-Ho señor, disculpe mi torpeza, no sabía lo que hacía y no se sienta solo que yo llevo en mi alma una desdicha que no me deja ni respirar y es que el hombre que secretamente he amado tanto tiempo me ha citado hoy para decirme que se va a casar con una joven mujer.

-Bienaventurado ese hombre, debería estar feliz mi señora, eso es motivo de celebración.

-¿Qué le pasa? ¿Acaso se burla usted de mí?

-Para nada mi señora, lo que le digo es de todo corazón.

-Pero está usted loco, como podría celebrar una cosa así, lo que ahora puedo hacer es desearles a la futura pareja todas las desgracias del mundo, eso es lo que puedo hacer.

-Se equivoca señora, eso no es correcto…

Trabajosamente la señora se pone de pie y dice: “Acabas de decirme que sufres por el amor de una mujer y ahora sugieres que yo celebre mi desdicha”

-Creo que no acaba de entender mi situación, vera, la razón de mi dolor y mi desdicha mas grande se debe, como ya se lo he dicho antes, a mi amada Natalia. Sabe usted, yo la quiero demasiado, aunque ella nunca ni por equivocación me haya dirigido una mirada, aun así la amo y es por eso que sufró al ver el tipo de vida que lleva y sufró mas cuando choco con la realidad, cuando descubro que no puedo ayudarla de ninguna forma, me maldigo a mi mismo por no poder sacarla de la miseria en la que ella vive. Esa, señora, es mi desgracia.

Con lágrimas en los ojos doña Refugio entendió lo que el teporocho le decía, el amor es buscar la felicidad de tu ser amado sin importar que sacrifiques tu propio bienestar.

El teporocho asintió ante la interpretación que la señora había hecho de sus palabras y le agradeció por las intenciones que había mostrado de ayudarlo.

-Pero señor aun no hemos sido presentados. Mi nombre es Refugio Ponce Lara.

-Mucho gusto, yo me llamo Chano, o por lo menos así me conocen desde que tengo uso de razón.

-Pero que educado es usted señor, si tuviera un poco mas glamour no dudaría en hacerlo mi esposo.

El teporocho rió- hay señora, el dinero es solo fantasía, ricos o pobres al mismo hoyo vamos a dar.-Por fin se levantó de su lugar y tras despedirse dirigió estas últimas palabras a la distinguida señora- Dicen que la vida es la misión mas difícil del mundo, tan difícil es que nadie sale viva de ella.